lunes, 16 de agosto de 2010

¿Por qué el psicoanálisis?

Desde hace más de 10 años vengo trabajando con, desde y para el psicoanálisis. Un saber que me encontró en mis últimos años de carrera universitaria.
En las cátedras de psicología clínica por lo general se comentaba que deberíamos pasar por nuestra propia psicoterapia como un paso más en nuestra preparación para la vida profesional que se avecinaba.
Como desde un comienzo me llamó la atención el psicoanálisis, busqué varios psicoterapeutas, tres para ser más exactos. Al primero que fui, un profesor de mi universidad al que lo único que le entendí en las clases era la palabra Lacan. Estaba en la sala de espera, después de contactarlo por teléfono y pedirle la cita respectiva, esperaba y me preguntaba cómo sería esa experiencia, y se me vino a la cabeza la forma como daba las clases...
El segundo fue un psiquiatra transformado en psicoanalísta y quien nos daba la clase de psicopatología; del cual recuerdo una anecdota que contó sobre su madre y él, que lo hicieron replantearse su labor de psiquiatra. Era algo así como que a su madre que estaba con problemas de la presión arterial y esas cosas de la edad, le habian dicho que no debía tomar más las medicaciones por cuanto le estaban trayendo efectos secundarios más riesgosos, pero que no había manera de hacerla entender eso; contaba que una vez le pasó una pastilla de complejo B y le dijo que eran las nuevas medicaciones para que se mejorara. La señora quedaba tranquila y empezó a contarles que desde que toma las nuevas pastillas se siente cada vez mejor... esta anecdota era muy graciosa por las muecas y gesticulaciones que hacia nuestro profesor, todavía las recuerdo. Su consultorio, como el soñado... al fondo un diván en cuero, cuadros abstractos y fotos de eventos, me recuerdo que el diván era muy alto, lo que hacía necesario una butaca, también en madera, para poder subirse; me hizo pensar que era un viejo resabio que le quedó de médico y que el subierse al diván, se parecía el subierse a una camilla. Creo que fui a unas tres o cuatros sesiones. No recuerdo hoy por qué no regresé más.
Pasaron un par de años y regresé a visitar a una psicoanalista, que pertencía a un grupo de estudio de psicoanálisis al que me había inscrito unos meses atrás; Con ella trabajé aproximadamente unos tres años y creo que en esa ocasión sí inicié un análisis, que es como lo llamamos los lacanianos.
Desde esa época no he dejado de leer ni escribir sobre psicoanálisis y he sostenido la atención a pacientes periódica y alternativamente con otras ocupaciones afines.

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